lunes, 13 de diciembre de 2010

Johnny Be Goode

Al crecer muchos chiquillos quieren ser Superman o un superdotado futbolista como Ronaldinho y en algunos casos, hasta  presidente. Pero yo quería ser John Lennon .  En las tardes, después del colegio, rasgaba una guitarra hasta conseguir los acordes de Yer Blues o el Riff de Day Tripper (felizmente mi generación llego a conocer en forma tardía el Guitar Queer-o). También me sumergía en los artículos y libros sobre Los Beatles que mi papá guardaba como un tesoro de su adolescencia.

Asumí  que todo lo que decía John era verdad. Que el flower power era  real, y yo era un proto-activista. Pero mientras más crecía, pude ver más allá de la imagen edulcorada de ese Beatle pacifista y pelucón. Entendí que se trataba de un genio y también de un hipócrita. Al que sus contradicciones (que eran las de todo una generación) lo hacían más interesante.

Aun no sé cómo explicar lo que sentí la primera vez que escuche How? ,Tomorrow Nerver Knows o Jealous Guy. Así que decidí dejarlo todo y estudiar música para entender.  En el camino encontré a Dylan y Thelonious Monk ; leí a Camus y Sartre.no obstante aún creo que todo lo que busco es revivir ese primer contacto con los Beatles . Esa magia extraña que despertó el mecanismo que le da movimiento a mi vida.

Hoy, muchos años después de que mataron a John, no recuerdo cómo me enteré de su muerte. Quizás siempre lo supe o mis padres me lo contaron o lo escuché por ahí. Lo cierto es que no sufrí ese desgarrador vacío en el estómago que otros soportaron al enterase que : “ ¡¡Mataron a John  Lennon!!”.

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